Procrastinación y estrés - Terapia Web Argentina

La procrastinación: una aliada estresante

La Procrastinación: Una Aliada Estresante

La postergación, ampliamente difundida como procrastinación, es un fenómeno y mecanismo frecuentemente observable en la actualidad. Muchas personas tienen la tendencia de dejar para mañana lo que pueden hacer hoy, incluso si eso significa que tendrán que trabajar bajo presión o en un estado de estrés extremo. La postergación puede parecer una forma de evitar el estrés en el momento presente, pero en realidad, postergar produce más estrés a largo plazo.

 

¿Qué se Entiende por Procrastinación o Postergación?

Desde la perspectiva de la psicología cognitiva, la procrastinación o postergación se entiende como un mecanismo de afrontamiento evitativo que trae aparejado una dificultad en la regulación emocional. Las personas que postergan tienen dificultades para manejar sus emociones de manera efectiva y, en consecuencia, recurren a la evitación como una estrategia, una aliada, para lidiar con el estrés y el displacer. En lugar de enfrentar la tarea por delante, se la deja más tarde o incluso para otro día.

Sin embargo, paradójicamente, esta estrategia de evitación termina siendo una aliada aparente ya que sólo aumenta el estrés a largo plazo. Cuando se aplaza o evita el emprender una tarea, la ansiedad experimentada en el momento presente disminuye de forma temporaria pero no desaparece con el tiempo. Además, en la medida en que se acerca una fecha límite, la ansiedad, el estrés y el riesgo de experimentar consecuencias indeseadas aumentan aún más.

Por otra parte, la postergación también puede generar sentimientos de culpa, decepción y vergüenza, al notar las consecuencias que dilatar la aproximación y la finalización de las tareas o actividades puede traer.

 

Postergación y Autoestima

La postergación también suele tener efectos negativos sobre la autoestima o la propia imagen. Cuando una persona posterga, con frecuencia suele verse a sí misma como descuidada, floja o incapaz. Estos pensamientos negativos pueden llevar a un ciclo de auto-desvalorización y disminuir la confianza en las propias habilidades y capacidades. A su vez, esto puede aumentar aún más el estrés y la ansiedad en torno a la tarea.

Cuando una persona se auto-califica como perezosa o incompetente, esto perpetúa patrones de pensamiento negativos que pueden distorsionar la autoimagen y contribuir a una baja autoestima.

 

Procrastinación y Toma de Decisiones

Otro problema con la postergación es que puede llevar a una toma de decisiones de menor calidad. Cuando se experimenta estrés y sentimientos abrumadores, suele haber cierta tendencia a tomar decisiones sesgadas, impulsivas o apresuradas, al contar con menor tiempo para considerar todas las opciones y elegir la mejor solución. Procrastinar puede conducir a la elección de la opción de menor calidad o la que permite posponer la tarea por más tiempo y esto puede generar consecuencias negativas a largo plazo, como un trabajo deficitario o la pérdida de oportunidades.

 

Procrastinación y Autoconfianza

La postergación puede también responder a ciertos sesgos relacionados a la autoconfianza. Una autoconfianza insuficiente o las inseguridades pueden propulsar pensamientos negativos acerca de las propias capacidades y llevar a las personas a distanciarse de las tareas a realizar. Por el contrario, un exceso de confianza en las propias capacidades puede llevar a subestimar factores externos como cualquier imprevisto o el tiempo real y necesario para culminar una determinada tarea.

Por otra parte, algunas personas procrastinan activamente al considerar que su desempeño será mejor al trabajar “bajo presión” que al hacerlo a otro ritmo o en otras condiciones y, además, confían en que esto les hará sentir más motivadas y desafiadas. Otras personas postergan de una forma pasiva al encontrarse con las dificultades de tomar decisiones y actuar consecuentemente.

 

¿Se Puede Superar la Procrastinación y Reducir el Estrés que Produce?

La procrastinación, al tratarse de un mecanismo o estrategia de afrontamiento evitativa, puede limitarse y/o abandonarse paulatinamente. Para ello, es necesario contar con un repertorio de afrontamiento más amplio y más efectivo ante el estrés a largo plazo y para alcanzar las metas deseadas. Algunas estrategias que pueden ayudar son:

  • Establecer metas y plazos realistas y honestos con las propias posibilidades.
  • Identificar y desafiar los pensamientos negativos o que no sean de ayuda.
  • Re-Entrenar la atención y la capacidad de concentración.
  • Estar más conscientes de las ventajas y desventajas de postergar.
  • Aceptar y valorizar el desempeño y los procesos, aún con resultados “imperfectos”.
  • Centrarse en las recompensas y las posibles sensaciones positivas luego de acercarse a la tarea y avanzar.
  • No subestimar ni sobreestimar las dificultades.
  • No subestimar ni sobrevalorar las propias capacidades.
  • Habilitarse a buscar apoyo emocional y/o práctico ante las dificultades.

 

Procrastinación y Terapia Psicológica

Como se mencionó, la procrastinación, usualmente constituye un tipo de mecanismo o estrategia de afrontamiento que termina teniendo relación con un incremento y mantenimiento del estrés a largo plazo, pero además, puede formar parte de diferentes problemáticas o dificultades de salud mental que requieran tratamiento psicológico como el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), Depresión y Trastorno Obsesivo-Compulsivo (TOC).

La postergación puede llegar a constituir un problema difícil de superar por nosotros mismos. A veces, es necesaria la ayuda de otros para superar patrones de creencias negativas y el repertorio estrategias de afrontamiento por evitación que resultan contraproducentes. Buscar apoyo en el entorno (de amigos o familiares) puede ser un buen comienzo pero, sucede a veces, que junto a estas fuentes de apoyo, una persona puede beneficiarse aún más al recurrir a un profesional de la salud mental.

Los psicólogos clínicos por su formación cuentan con los recursos necesarios para brindar ayuda específica a estos problemas. El espacio de la terapia psicológica puede proveer ayuda suficiente para construir recursos y estrategias alternativas para hacer frente a la postergación disfuncional y para reducir el estrés asociado.

 

Resumen

En resumen, la postergación puede parecer una forma de evitar el estrés en el momento presente, pero en realidad, postergar produce más estrés a largo plazo.
La procrastinación o postergación puede entenderse como una dificultad para la regulación emocional. Las personas que postergan tienen dificultades para manejar sus emociones de manera efectiva y, en consecuencia, recurren a la evitación como una estrategia para lidiar con el estrés y el displacer. Sin embargo, esta estrategia de evitación solo aumenta el estrés a largo plazo.
Para superar la postergación y reducir el estrés asociado, es importante establecer metas y plazos realistas, identificar y desafiar los pensamientos negativos y de poca ayuda, re-entrenar la atención y la concentración, aceptar resultados imperfectos y buscar apoyo del entorno y de un profesional de la salud mental. Al tomar medidas para enfrentar la procrastinación, es posible reducir el estrés y la ansiedad asociados con este mecanismo frecuente y mejorar la calidad de vida.

 

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Impacto Psicológico de la cuarentena por COVID

Impacto Psicológico de la cuarentena por COVID-19

 

Ante la pandemia del Coronavirus COVID-19, una medida adoptada globalmente es la cuarentena para casos tanto confirmados o potenciales, como también el distanciamiento social y aislamiento preventivo para el resto de la población. Cuando nos encontramos en una cuarentena quedamos expuestos a la aparición de ciertas reacciones emocionales y psicológicas. Es sumamente importante la detección y el afrontamiento de estos signos debido a que, con el tiempo, podrían indicar la presencia de una problemática mayor o trastorno psicológico.

Entre los trastornos psicológicos relacionados a cuarentenas, situaciones graves y catástrofes, se pueden nombrar al trastorno de estrés agudo (TEA) o el trastorno de estrés postraumático (TEPT).

Si encuentra en cuarentena de forma preventiva, podría estar experimentando algo de lo siguiente:

  • No lograr dejar de pensar en otra cosa que no sea la enfermedad o tener gran preocupación por enfermar.
  • Estar constantemente analizando sus sensaciones corporales e interpretarlas como síntomas de enfermedad, siendo éstas sensaciones normales y no la sintomatología descripta para COVID-19.
  • Necesitar estar permanentemente recibiendo noticias sobre este tema.
  • Agitación o tensión, nerviosismo, sensación de peligro inminente, terror y/o pánico.
  • Dificultad para concentrarse o interesarse por otros temas distintos al COVID-19.
  • Problemas para trabajar o realizar tareas cotidianas adecuadamente.
  • Experimentar preocupaciones constantes sobre el estado de salud de sus familiares.
  • Dificultad para conciliar, mantener ritmos de sueño habituales y lograr un descanso reparador.
  • Experimentar aceleración en su respiración y ritmo cardíaco, temblores, sudoración, rubor facial.

 

Si algo de lo anterior le sucede, es recomendable seguir las  recomendaciones de protección psicológica que a continuación se describen.

 

Recomendaciones de protección psicológica

Evitar la sobre información o el exceso de información

Es aconsejable limitar la duración y la frecuencia con la que se toma contacto con la información en las redes sociales. Estar al tanto a cada minuto de cada nueva actualización puede ser un estímulo contraproducente, por lo que deshabilitar notificaciones constantes o programar la recepción de una notificación al día de sitios de noticias o redes sociales puede ser una buena opción.

 

Selectividad con las fuentes de información

Las fuentes dudosas de información como audios, videos o textos que circulan en redes sociales como Facebook o aplicaciones de comunicación como WhatsApp, deben tratarse con mucho cuidado ya que pueden conducir a preocupaciones desmesuradas, reacciones de pánico y en consecuencia, tener un gran costo sobre su salud mental. Es importante encontrar fuentes confiables de información y quedarse con ellas. Es recomendable elegir una fuente nacional o local confiable, para saber qué pasa cerca nuestro, y una fuente internacional que demuestre seriedad y confiabilidad.

 

Seleccionar fuentes de apoyo beneficiosas

Es importante identificar fuentes de apoyo saludables en el propio entorno. Por ejemplo, personas muy abrumadas o que estén experimentando grandes montos de miedo no pueden brindar el apoyo a personas que vivencias los mismos grados de ansiedad, angustia o miedo. Idealmente, sería más apropiado seleccionar a personas de su entorno que muestren una mejor regulación de sus emociones.

En caso de no contar con esos apoyos y/o resultar muy difícil manejar los niveles de preocupación, ansiedad y miedo, buscar ayuda profesional es una opción válida. Iniciar un proceso de consulta o asesoramiento como también, un tratamiento médico o psicológico.

 

Mantenga sus rutinas e incorpore nuevas actividades en su hogar

Si tiene la posibilidad de trabajar de forma remota, encuentre un lugar cómodo en su casa, trate de respetar su horario laboral y tome las pausas habituales. Es muy importante mantener a diario las rutinas de cuidado personal, como tomar una ducha o vestirse al levantarse, alimentarse en horarios regulares, etc..

Realizar actividades creativas o productivas estimulará procesos cognitivos saludables o adaptativos, a la vez que nos permitirá estar menos pendientes de estímulos nocivos o innecesarios, tal como sucede con el exceso de información. Por otra parte, realizar en el hogar alguna actividad física o alguna actividad manual que involucre movimiento corporal, va a representar una fuente de descarga psicofísica que funcionará como un aliviador de ansiedades.

 

Validar tus propias emociones y las del resto

Las emociones son estados y reacciones psicofísicas transitorias. Ante una amenaza o situación de peligro es válido experimentar ansiedad y miedo, que es una señal de alarma que nos sustrae de la situación peligrosa. Lo importante es reconocer, comprender y contextualizar esos miedos para darles una dimensión adecuada. Es importante activar la empatía y la compasión tanto para con uno mismo como para con otros.

 

Personas consideradas con mayor riesgo

Si de acuerdo a la información sanitaria se lo considera a usted población de riesgo, por otras condiciones de salud preexistentes o patologías crónicas, por edad avanzada, por estar inmunodeprimido, etc., puede quedar expuesta/o a medidas de aislamiento.

Debe considerar que vivir una situación de aislamiento puede conducirle a sentir estrés, miedo, ansiedad, angustia, sentimientos de soledad, irritabilidad, retraimiento, frustración, aburrimiento, enojo y desesperanza. Por ello, es muy importante seguir las recomendaciones de protección psicológica antes enunciadas.

 

Conexión con seres queridos

Comuníquese y conecte a diario o regularmente con seres queridos o vínculos significativos. Si no los tiene, acuda a líneas telefónicas o canales online de contención u organizaciones de voluntarios que estarán dispuestos a ayudarle.

 

Trate de no minimizar los riesgos reales

Minimizar una situación puede ayudar a evitar el temor o la ansiedad frente a la enfermedad o ciertos peligros, pero debe considerar toda la información objetiva que las autoridades de su gobierno están difundiendo para cuidarle y confiar en fuentes de información y datos objetivos.

 

Intente no maximizar la posibilidad de riesgo

El temor o la angustia frente a encontrarse considerado/a dentro de un grupo de riesgo, implica que deba tener más precaución y prudencia pero no desesperarse o entrar en pánico. Siga los consejos médicos preventivos.

 

Pedir ayuda o soporte no es molestar ni preocupar a los demás

Usted es competente, tiene recursos y puede realizar muchas cosas por su cuenta, pero hay momentos en que todas las personas nos encontramos con alguna limitación o impedimento y es natural acudir a otros en busca de una fuente de apoyo o ayuda práctica.

 

Cuidarnos y protegernos entre todos con empatía, compasión, amabilidad y respeto es fundamental.

 

 

 

 

Fuente: Terapia Web Argentina